viernes, 8 de enero de 2010

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Hace ya tres semanas que empecé este blog. Eso significa que he superado mi primera incursión en la blogosfera, que se cerró con un único post, y francamente lamentable, por otra parte. Bien por mí. Tener un blog siempre ha sido, en el fondo, mi gran objetivo en la vida. Cada vez que soñaba con ese acontecimiento que daría un giro radical a mi existencia y convertiría cada uno de mis días en una aventura apasionante, me decía: entonces escribiré un blog... Hasta que me di cuenta que, de todo ese sueño, lo único que realmente estaba en mi mano era lo del blog. Así que, mientras espero que mis jefes se decidan a crear una corresponsalía en Londres para mí, aquí estoy.

Sin embargo, durante estas tres semanas me he llevado ya un par de desencantos. El primero empezó con esa llamada de M. "Has expuesto mi intimidad en la red", me dijo. Ésa no fue, en realidad, la decepción. La decepción fue darme cuenta de que tenía razón. Frivolicé con una historia íntima porque me servía de pretexto para decir que la fauna que habita los restaurantes Lateral me parece digna de un documental de la BBC. La próxima vez, cuando quiera hablar de algo lo haré directamente. O al menos lo intentaré.

La segunda, y verdaderamente preocupante, empezó cuando me dio por pinchar en la pestaña 'siguiente blog»': Always wanted four, now living the dream, o lo que es lo mismo, un sucesión de estampas familiares que pondrían colorado al mismísimo Rafa García de Cosío; The Berger Bunch (juego de palabras de dudosa ocurrencia que pretende evocar a la mítica serie de televisión The Brady bunch), o la apasionante vida del pequeño Ethan y sus tres hermanos trillizos, y más fotos de criaturas indefensas; Sandwich baby, vida y obra del pequeño Ben, que acaba de cumplir dos años... y venga fotos de niños. Insisto en lo de las fotos porque en el periódico en el que trabajo, cuando entra por agencia una imagen de un pequeño indonesio, el editor gráfico no me deja publicarla si no voy a Yakarta a que los padres de la criatura me firmen una autorización, viaje que, por supuesto, corre de mi cuenta.

Casualmente, todos estaban escritos desde Estados Unidos. No quisiera volver a pecar de frívolo, pero estaría bien que la próxima vez que un chico se líe a tiros en un instituto alguien averigue si por casualidad existe una web repleta de fotos de una indefensa criatura a la que las circunstancias conviertieron en un psicópata. Allá ellos. A mí lo que me preocupa es otra cosa. De pequeño me enganché a Caballeros del Zodíaco en los últimos capítulos de la última reposición (y mira que la echaron veces). Un tiempo después descubrí a Héroes del Silencio (sí, todos tenemos un pasado, ¿qué pasa?) meses antes de que anunciaran su separación. Y para cuando cumplí mi sueño de entrar a trabajar en un periódico, éste se había convertido ya en casi una pieza de museo. ¿Habré llegado también tarde a la blogosfera? ¿Estaremos ante el ocaso de los blogs? Con ejemplares como éste que perpetro, no me cabe duda. En todo caso, estaría bien que Blogger introdujera la pestaña 'anterior blog»', sólo para contrastar.

Ayer fui a trabajar en metro porque me ha vencido la ITV del coche. El metro el día después de Reyes esotro lugar. Zapatos relucientes, abrigos sin agujeros, bufandas a las que se le distinguen los colores... Me gusta ver a la gente estrenar cosas. Yo, en cambio, prefiero esperar. Como siempre voy hecho un cuadro, canta demasiado que estreno Reyes y me da vergüenza. Por la noche he tenido que coger un taxi. Era una mujer de cuarenta y pocos. He preferido pasar por alto el famoso incentivo, que volvieron a cobrarme el Día de Reyes, y me he interesado por su vida. Trabaja de seis de la tarde a seis de la madrugada. "Y cuando llegas a casa, ¿cenas o desayunas?", le he preguntado. "Cuando llego a casa me tomo una cerveza bien fría. Y si es pronto, dos". Seguro que, en realidad, son tres y un Gin Tonic. Vivan las taxistas.

P.D: Mi madre y N me han regalado la misma chaqueta de El Ganso. Creo que, con 31 años, ya va siendo hora de que deje de escribir tantas cartas a los Reyes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya, socio, veo que poco a poco crecen los lectores anónimos. Eso está bien, le da más interés a la bola de cristal de este blog.

Una bitácora, por cierto, que se está convirtiendo en un dietario. Bien por ello, porque acabará ganando fuerza y seguidores...